Había un rey en Escocia que odiaba las batallas. Además de eso, odiaba varios deportes muy populares, sobre todo es de derribar árboles. Este rey prefería quedarse en su castillo, al calor de la lumbre, o pasear por sus jardines. Su reina se aburría de estar sentada junto al fuego y detestaba los jardines, y bordaba muy mal.