viernes, 1 de marzo de 2013

La decisión

En tiempos de guerra, en un refugio de la gran ciudad de Londres, un niño de cuatro años, Tom, le preguntó a su madre:
-         ¿Dónde está papá?
Brielle no sabía qué contestarle. La duda la consumía por dentro cada noche y ella, no hallaba respuesta alguna.
-         Pues… Ahora mismo papá está en… Bueno… - No sabía qué decirle para no hacerle daño.- Está combatiendo el mal para que gane el bien, ¿sabes? Nos protege y nos quiere tanto que no desea que nos pase nada malo.
Entonces, llamaron a la puerta de improviso. Era un funcionario militar. Ella se esperó lo peor y sus sospechas se vieron confirmadas. El papel empezaba: “Sentimos comunicarle que su marido…” No pudo seguir leyendo. La carta se resbaló entre sus dedos y el tiempo se detuvo. La madre sintió que el mundo se le echaba encima y unas lágrimas de dolor se desprendieron de su alma destrozada. Más lágrimas fluyeron a través de sus cristalinos ojos y lo que sintió después fue como si alguien le clavase un puñal en el corazón. Sintió una profunda agonía y un dolor insoportable. Fue a abrazar a su hijo.
-         ¿Qué te pasa mamá? ¿Por qué lloras? Mamá - el niño empezó a llorar al compás de su madre-, ¿le ha pasado algo a papi?
-         No cariño. Lloro porque las personas malas se han hecho más fuertes y papá va a tener que quedarse un poquito más ayudando a las buenas.
La mujer trató de secarse las lágrimas y sonreír a su hijo.
-         ¡Mi papi va a ser un héroe! ¡Qué bien!
-         Sí, mi vida, pero para que lo sea tendrás que esperarle, y puede que pasen algunos años, ¿serás capaz de esperarle y tener mucha paciencia? – Preguntó.
El niño asintió y Brielle suspiró. Poco después, ella le acostó en la cama y fue a contemplar el cielo nubloso. “¿Debería contarle a mi hijo que su padre ha fallecido en el campo de batalla? ¿Debería decirle que su querido y admirado padre había intentado luchar por su vida y por su país con todas sus fuerzas, pero que aun así no había sido suficiente? ¿Debería?” Reflexionó. “No, le dejaré vivir en un mundo en el que su padre siga vivo y en el cual él sea lo más feliz posible. No quiero ahogar sus ilusiones”.
Se secó las lágrimas y observó cómo un tímido rayo de luz asomaba sus extremidades luminosas de entre las nubes para inundar de una luz cálida las frías calles londinenses.

Moraleja: Has de decidir lo mejor para tus queridos en los momentos difíciles, aunque ello suponga ocultarles la verdad para no hacerles daño.

LRA  ©

1 comentario:

  1. ¿Conoces la historia con moraleja del hombre que vivía solo en la montaña?

    La verdad que es ciertamente curiosa (al menos, a mi, me sorprendió cuando la leí).

    Resulta que había un hombre que vivía solo en su casa de la montaña y TODOS LOS DÍAS salía a su jardín a...

    Clic para leer la historia en mi blog: http://pablogarcialorente.com/historia-con-moraleja/

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