lunes, 15 de abril de 2013

La gruta del pirata, Mallorca [Leyendas de España]

Allá por los tiempos de Maricastaña, durante una noche sin luna, un barco pirata berberisco (de África) recorría las costas de la isla de Mallorca. Sin que nadie lo notase, el barco atracó cerca de Son Forteza. Los feroces piratas escalaron las murallas y robaron todo lo que encontraron .


Cuando regresaban a su barco, cargados del botín, un joven pastor que volvía con sus rebaños a Son Forteza los descubrió y, para su desgracia, también ellos lo descubrieron a él:
- ¡Mata a ese pastor, Saíd, antes de que dé la voz de alarma!- Ordenó el capitán de los corsarios a uno de sus hombres.
Saíd alzó su arcabuz (arma de fuego), apuntó con cuidado, pero, al ver que el pastor tenía su misma edad, se apiadó de él y erró el tiro.
- ¿Tu disparo ha dado donde tú querías?- Le preguntó el capitán.
- Sí, jamás he fallado un tiro, capitán.- Respondió el joven arcabucero.- Que se hinchen las velas y vayámonos de aquí cuanto antes

Mientras, el pastor corría como una liebre hasta Son Fortaleza y daba el aviso:
- ¡Alarma!¡Alarma!¡Piratas berberiscos!¡A las armas!¡Todos a las armas!

Los habitantes de Son Fortaleza, corrieron a la playa a enfrentarse a los piratas. Lucharon hasta el amanecer y obligaron a retroceder a los corsarios hasta su barco.
Al intentar huir, Saíd se rompió la pierna. Decidió esconderse y tuvo que arrastrarse como pudo hasta una cueva cercana. Una vez dentro, se vendó la pierna a duras penas y la inmovilizó con un palo. Por suerte, aquella cueva servía de refugio a rebaños de cabras y ovejas, y Saíd pudo sobrevivir bebiendo de su leche.
Unos días después, cuando se sintió mejor, salió a la playa a buscar a sus compañeros. Pero no vio el menor rastro del barco pirata.
-¡Me han abandonado!- Gimió-. ¡Yo he arriesgado mi vida por ellos cientos de veces y me han dejado aquí sin preocuparse lo más mínimo!
Y se desmayó.
Se despertó dos días después dentro de las murallas de Son Fortaleza. Junto a su lecho estaba el pastor al que había perdonado la vida. Unos pescadores lo habían recogido en la playa y le habían acabado de curar la pierna.
- ¿Qué te pasó?- Le preguntó el joven pastor.
Pero el pirata no pudo contestarle pues no hablaba mallorquín. Cuando meses después lo aprendió, contó lo sucedido y pidió a los vecinos de Son Fortaleza que lo dejaran vivir entre ellos.
Todo el mundo quiso a Saíd, pues además de que era bueno, luchó con ahínco contra los piratas que intentaron asaltar la fortaleza.
Murió años después a causa de las heridas recibidas durante un ataque de sus antiguas camaradas.
Las gentes de Son Fortalezas nunca olvidaron a aquel joven berberisco, y en su honor llamaron GRUTA DEL PIRATA a la cueva en la que se había refugiado, una de las más bellas de toda Mallorca.



Moraleja: Bueno, a parte de ser una importante leyenda de España, lo que nos quiere transmitir es que si eres bueno con los demás, serás querido, no importa de dónde vengas. Solo importa el interior de cada uno.

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